Saint Louis tiene una de las comunidades de pescadores más importantes de Senegal. El barrio Guet Ndar, de los pescadores, es un bullicio. Llegando al puerto, el olor a pescado secándose invade absolutamente todo.
Mi experiencia de un puerto de pescadores en Senegal fue extraña y grotesca a la vez. Cogimos un sept-place de Dakar a Mbour, cuando bajamos del coche y aún estando lejos todavía del puerto, el olor a pescado mezclado con el calor era "ensordecerdor". No podíamos pensar en otra cosa. Me daba la sensación que había cientos de cadaveres de ballena en la playa. Y así era, pero de tiburones a los que les estaban arrancando las aletas. Los estaban descargando de los cayucos y llevaban tanto tiempo pescados que eran amoniaco puro en estado de descomposición. Había mucha gente pero se movían con tremenda quietud, nadie osaba mover un dedo más de lo necesario, no sé si para lograr el efecto "Tiranosaurius rex" con las moscas o más bien por puro hastío. Sentimientos díficiles de guardar en una cápsula de recuerdos
En los mercados o las lonjas está el verdadero pulso del luegar que visitas. Desde este pescado al sol y aquel pedazo de buque con aletas que compró el argentino que se hacía llamar senegalés. A ver si lo encuentro y nos damos un banquete fotográfico. ¡Gran foto! ¡Ñam!
Nombre pretencioso y contradictorio para un fotoblog dedicado y destinado a la exposición de todo aquello que quieran mostrar sus colaboradores. Si quieres participar en este blog, envía un correo a la dirección diversidaddiacritica@yahoo.es
7 comentarios:
Imagino que el bullicio de gente e torno al pescado y la pesca también será enorme, ¿no?
Hmmm... pues la verdad es que en ese día lo que había era sol, calma, moscas y calor. El bullicio será cosa de cuando sale el sol y cuando se va!
Mi experiencia de un puerto de pescadores en Senegal fue extraña y grotesca a la vez. Cogimos un sept-place de Dakar a Mbour, cuando bajamos del coche y aún estando lejos todavía del puerto, el olor a pescado mezclado con el calor era "ensordecerdor". No podíamos pensar en otra cosa. Me daba la sensación que había cientos de cadaveres de ballena en la playa. Y así era, pero de tiburones a los que les estaban arrancando las aletas. Los estaban descargando de los cayucos y llevaban tanto tiempo pescados que eran amoniaco puro en estado de descomposición. Había mucha gente pero se movían con tremenda quietud, nadie osaba mover un dedo más de lo necesario, no sé si para lograr el efecto "Tiranosaurius rex" con las moscas o más bien por puro hastío. Sentimientos díficiles de guardar en una cápsula de recuerdos
En los mercados o las lonjas está el verdadero pulso del luegar que visitas. Desde este pescado al sol y aquel pedazo de buque con aletas que compró el argentino que se hacía llamar senegalés. A ver si lo encuentro y nos damos un banquete fotográfico. ¡Gran foto! ¡Ñam!
Yo no me meto en el Mercado Oriental con mi cámara ni de coña. Olvidaos de una foto del Mercado Oriental de Managua en éste, vuestro blog.
Un abrazo, y a ver si publico algo.
Salud!!!
Harry... ¡cobardica! ¿No querías vivir como un nica más? ¡ Demuéstralo con fotos!
A ver, mangarrán, dije que quería vivir como un nica más, no que quisiera morir como un nica más y encima me robaran la cámara...
En cuanto a las demostraciones con fotos, en estas semanas ya enviaré alguna. Un saludo
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