Gran Paradiso, Aosta, Italia
>> miércoles, 7 de marzo de 2007
Lo más acojonante que he visto es el amanecer en un glaciar. El hielo se pinta de un azul que chilla, y los rayos del sol se van acercando. Sabes que te quedan mil metros de subida, y que en cuanto salga el sol el esfuerzo se multiplicará por diez. Quieres estar en la cima para entonces.
Caminas casi sin mirar arriba, siguiendo las trazas del compañero y respetas el silencio del esfuerzo del amanecer, parece que se esté rompiendo la cáscara de un huevo.
Lo siento porque en la foto no se aprencia la IMMENSIDAD de esta roca y este glaciar. Creo que si ampliáis la foto podréis ver entre los dos cuernecillos de roca, en la carena del glaciar, dos manchitas oscuras, son los que salieron 20 minutos antes que nosotros. Ahí no es que te sientas pequeño. Es que lo eres.







7 comentarios:
Es... grandioso, imponente. Admiro tu valor, Eva. Y el texto también sobrecoge.
ojos como platos, la foto es genial y el sitio... sin palabras
Maravillosa imagen, maravillosa experiencia, maravilloso texto...en fin, eva, es una aportación francamente GENIAL. Felicidades por tu vivencia.
Poco más que decir. Cómo te envidio el haber estado allí. Soy un amante de la naturaleza, pero poco practicante...
La foto es genial y a mí sí que me ha transmitido grandeza, así que ya supongo que la realidad es eso: acojonante.
Me imagino cómo te sientes a cada paso. Al menos cómo me sentiría yo, pensando una y otra vez "¡quécoñohagoyoaquí! ¿porquémemetoenestascosas?" pero al tiempo sabiendo que esfuerzos como estos valen para toda la vida.
Impresionante foto, Eva. Como siempre, vamos.
hay pocas cosas ante las cuales uno se siente pequeño, la montaña y el glaciar son unas de ellas. Quina enveja, eva, yo también quiero!!
Salud!!
Eso es una pasada, que preciosidad. Intento imaginarlo y creo que ni con esas.
Impresionante
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